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''CIELO ROJO SANGRE'' Película que recomendó Tatis.

Cielo rojo sangre se trata de una cinta alemana cuya mezcla de géneros es cuanto menos explosiva. Si eres de los que quiere sorprenderse por completo con ella, no sigas leyendo. Si no temes a los spoilers de una inocente sinopsis inicial (sin nada sobre el final), puedes proseguir tranquilo.

La película comienza con el aterrizaje de un avión, rodeado de fuerzas que se disponen a intervenir un presunto ataque terrorista a bordo. Del avión, sin embargo, solo baja un niño de 10 años a través de cuyo relato se irán conociendo, mediante flashbacks, los hechos. En efecto, un grupo de terroristas se dispusieron a secuestrar el avión, pero ellos no son los protagonistas sino un niño y su madre, que viaja hacia un tratamiento de su leucemia aunque, en realidad, es una vampiro. La clave de la cinta está en esta última, que se debate entre mantener un perfil bajo y ver qué pasa o desvelar su verdadera fuerza, exponerse y detener a los terroristas antes de que le ocurra algo a su hijo.

Cuando las cosas se ponen "sangrientas", la cinta se convierte en un combinado de terror, acción y thriller de altos vuelos (literalmente) en la que lo vampiro se trata más bien como infección zombi. La cinta se transforma así en un extraño pero palomitero cruce entre Serpientes en el avión y Tren a Busan. Quizás el principal problema de la película, que aquí se nota que es europea y no un telefilme hollywoodiense como debería, es que el principal interés de su director y su narrativa no es el entretenido cruce y batalla de vampiros en cámaras presurizadas sino la relación madre y hijo que no deberíamos ni comparar con Déjame entrar.

Pero como buena cinta de vampiros que, en realidad, parece de zombis, y buena cinta contemporánea alemana, Cielo rojo sangre tampoco se olvida de la crítica social y de esta sale bastante más airosa que en la emotividad de su relato familiar. Junto a la madre, el gran héroe de la película será un ciudadano árabe que, tanto desde fuera como desde dentro, será tomado por el presunto (y algo más) terrorista.

Los zombis siempre han sido una alusión social, una brutal crítica al capitalismo para George A. Romero que sigue viva incluso en El ejército de los muertos de Zack Snyder. Los vampiros, más allá de su evidente lectura clásica como una crítica a la aristocracia europea, desde Crepúsculo no levantaban cabeza convertidos en chupasangres sin clase, más o menos atractivos. Más allá de la delicadeza de Déjame entrar, que el racismo de la Europa antiterrorista se equipare entre árabes y vampiros para provocar el terror es la principal novedad de una propuesta lleno de dramáticos giros argumentales a la que es difícil resistirse en Netflix, cual gota de sangre tras un buen mordisco en el cuello.



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